domingo, 17 de noviembre de 2019
domingo, 10 de noviembre de 2019
Roger Davis, el galés del Ferroclub Argentino -Sede Remedios de Escalada-
Reproducimos una nota periodística dedicada al constructor de locomotoras Roger Davis, el galés del Ferroclub Argentino de la Sede Remedios de Escalada. La nota periodística fue publicada en el suplemento zonal del diario Clarín, el 12 de septiembre de 2019.
Personaje
El galés de
Remedios de Escalada que le puso su sello a los trenes turísticos argentinos
Roger Davis diseñó el Ferrocarril Austral Fueguino,
el trencito de Mundo Marino, y colaboró en el del Parque Nacional Iguazú. A los
80 años, sigue activo en el Ferroclub de Escalada.
Ese hombre de cuerpo menudo que observa embelesado el
lujoso vagón con camarotes de 1922, recuperado en el Ferroclub Remedios de
Escalada, no es un espectador más.
Para el público que pasea por el predio durante la
tarde de un sábado destemplado, la discreta presencia de Roger Davis impide
caer en la cuenta de que se trata del más experimentado trabajador ferroviario
del lugar, nada menos que el constructor del tren artesanal, impulsado por una
diminuta locomotora a vapor, que lleva a los visitantes por una trocha de 26 centímetros de
ancho y 300 metros
de largo entre portentosas máquinas, grúas, locomotoras y vagones.
La nutrida legión de socios de la institución,
vecinos y operarios ad honorem dedicados a rescatar y reparar piezas, coches y
máquinas coincide en señalar que “Roger sabe todo sobre vagones de madera,
locomotoras diésel, grúas y herramientas”.
Al talento del inmigrante británico (nacido hace 80
años en Clydach, al sur de Gales, donde se recibió de técnico mecánico a los 22
años) también se debe el diseño del tren recreativo del complejo Mundo Marino
(en San Clemente del Tuyú) y del Ferrocarril Austral Fueguino -la moderna
versión del “Tren del Fin del Mundo”- y la extensión de 8 kilómetros de vías
hasta el Parque Nacional Tierra del Fuego.
Roger Davis,
constructor de trenes galés, en el Ferroclub Remedios de Escalada.
Después se sumó al taller que fabricó los vagones
para el tren ecológico que une la entrada al Parque Nacional Iguazú con la
estación Garganta del Diablo.
Esos antecedentes de peso le valieron para ser
convocado a aplicar sus conocimientos en la fábrica de locomotoras, vagones y
máquinas Materfer, en las plantas de Caseros (provincia de Buenos Aires) y la
ciudad de Córdoba.
Davis aunó su pasión por los trenes y el afecto por
su esposa en la admirable joya que concibió en el Ferroclub con piezas
recicladas en los talleres de Escalada: el pequeño tren de pasajeros fue
bautizado Doña Teresita, como una declaración de amor explícita a Teresa Cañas.
Los caminos de la pareja se cruzaron por primera vez
en 1973 en las Islas Malvinas, adonde Davis había sido enviado desde Londres,
contratado como encargado de usinas y máquinas de asfalto para la pista de los
aviones comerciales.
Por su parte, a esa altura, Teresita ya era una
respetable pionera: ejercía su profesión como la primera docente en idioma
español en Puerto Stanley (luego llamado Puerto Argentino).
Roger Davis, constructor de trenes galés, en el Ferroclub Remedios de Escalada.
Más tarde, Davis y su esposa se instalaron en un
barco amarrado en un muelle de Stratford, la ciudad natal de William
Shakespeare, en Inglaterra.
“Allí me dediqué a fabricar barcos de paseo para
turistas, equipados con motores eléctricos con una autonomía de una semana.
Pero hacía mucho frío y extrañábamos a nuestros amigos de la Argentina , por lo cual
en 1983 decidimos volver”, recuerda.
Después de su largo derrotero de ocho décadas, Davis
admite haber encontrado en Lanús su lugar en el mundo y apenas permite entrever
un dejo de nostalgia cuando recuerda entre las brumas del pasado su infancia
familiar, cuando se sentía inmensamente feliz viajando en un tren a vapor con
vagones de madera que trepaba las montañas de Gales.
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