lunes, 27 de julio de 2009

Poema a la locomotora de vapor


"POEMA A LA LOCOMOTORA DE VAPOR"


Sos china el ferrocarril

donde yo paro la olla

y sos la mecha que se arrolla

en el pico del candil.


Sos la sonrisa burlona

que asoma en el nivel,

sos la llanta en el riel,

que hace mil garabatos

y aquella yunta de gatos

grandes y perezosos.


Sos el vaivén de las crucetas

y los pesados sectores

y tambien los purgadores

para espiantar los sotretas.


Cuando estás muy enojada

sos como plasta en el horno,

como llama de retorno

y como rueda planchada;

como un completo carguero

con las prensas reventadas

bajo los soles de enero.


Sos la escobita rabona,

indiferente y apática

y sos la fuerza hidrostática

con que el patente funciona.

Sos la única soberana

con tu escape armonioso,

con tu silbato fogoso

que despierta al vecindario.


El humo es penetrante

y el reflejo del hogar

que te hace pestañar

cuando pasas el gancho.


Hay que palear

sin cargarte demasiado,

livianito adelante,

pero atrás bien cargado.


Siempre atento a los pormenores

hasta llegar a la meta,

con prisa y atención

para la próxima parada.


Ya llegamos a la estación,

la señal está baja,

la verde en el andén,

contraseña del furgón,

firme el agua y la presión.


Para continuar el recorrido,

la vía libre en el arco,

las tomas con atención

porque es la autorización

hasta la próxima parada.


Parece que entendiera,

se afirma su caldera,

buen nivel de agua y vapor,

para continuar en horario

hasta la próxima estación.


Cuando tomas servicio,

el llamador con la boleta,

le firmas la papeleta

por si hay alguna observación.


Cuando llegás al galpón

con todo su equipaje,

la valija con la ropa,

el mameluco limpito,

los elementos del mate

para despuntar la mañana,

las sabrosas milanesas

y la botella baquiana.


Desde el punto de partida

dependés de tu amiga fiel,

la morocha del riel,

bien preparada y ligera,

para cumplir la jornada.


La carga bien pesada

y de vagones completa,

con la ilusión de llegar

sin sobresaltos y a horario

hasta el final de la meta.


Preparando a la morocha

para el descanso final,

aceiteras cerradas,

el patente, el pajarito,

las mechas recogidas

y las herramientas juntadas.


Cuando llegas a la pieza,

luego de la ardua jornada

cumpliendo con tu deber,

por eso que sin pretexto

y con mucha devoción

a la china con cariño

que la trato como un niño,

por lo fiel y compañera

y por todo su escozor,

le dedico con calor

a la catanga a vapor

ese poema sincero.


Por último en la cocina,

donde se dicen macanas de gran calibre,

porque sos la vía libre

de esta vida peregrina.


Ya sos historia catanga.

Con tu recuerdo en el mármol,

tu silueta se divisa

ante todo con honor.


Vos catanga a vapor,

en el parque de mi pueblo,

silenciosa y bien parada

con tu estampa reluciente,

para que te admiren los gurises

y se detenga la gente.


Así será tu recuerdo,

porque te lo merecés,

como elemento de unión.


Naciendo junto a la estación

un nuevo pueblo de campo,

que esa fue tu misión

y así lo entendimos todos.


En tu largo recorrido,

cruzando pampa y desierto,

juntaste en campo abierto

dando vida y alegría.


Los pueblos son los testigos,

que hoy rinden a tu memoria

allá en esa plaza de gloria,

cuando llegaste un día

para crear un poblado

donde eran tolderías.

Ricardo Cal


Poesía rescatada del libro "Ferrocarriles en el Mundo" del autor Ricardo Cal (Publicado en Marcos Paz, Provincia de Buenos Aires, Argentina, año 1999).


Ricardo Cal fué miembro de una familia de conductores e instructores de locomotoras a vapor de la localidad de Villars. En el Centro Cultural que se ha constituido en el edificio de la estación ferroviaria Villars, en el año 2002 se inauguró una biblioteca pública que lleva su nombre.


FUENTE: Sitio en Internet

http://www.villacrespomibarrio.com.ar