... el 21 de Julio de 1864 llegó al puerto de Rosario el buque Englishman, que traía los primeros materiales para la construcción del Ferrocarril Central Argentino. Por entonces la comunicación entre las provincias no había cambiado mucho desde la época de la conquista y se basaba en el uso del caballo, la carreta y la diligencia.
La idea de construir un ferrocarril que uniera Rosario con las provincias norteñas había surgido en la década de 1850. Urquiza, que en aquel momento era presidente de la Confederación, le había encargado la planificación al empresario estadounidense William Wheelwright.
Aquel 21 de julio atracó también el vapor Fairy en el que viajaba Wheelwright. El estadounidense había estado en la Argentina por primera vez en 1823, siendo capitán de un barco mercante que naufragó en las costas de Quilmes. Desde ese momento pasó la mayor parte de su vida comerciando en los países de la costa oeste de Sudamérica y fue cónsul de su país en Ecuador. Estableció un servicio de vapores entre Valparaíso y Panamá e instaló el primer ferrocarril de Chile.
Después de la caída de Rosas regresó a la Argentina y fue entonces cuando Urquiza le encargó la planificación del ferrocarril. Pero pasaron muchos años antes de que se obtuvieran los créditos necesarios y fue el presidente Mitre el que presenció la ceremonia de inicio de las obras, en 1863. También le otorgó el contrato a Wheelwright, quien comenzó la obra financiada con capitales británicos.
El Ferrocarril Central Argentino, como fue llamado (luego de la nacionalización, se denominó Ferrocarril Bartolomé Mitre) se inauguró en 1870. A cada lado de las vías se reservó una extensión de tierra para los proyectos de colonización, previendo que en el futuro los productos de las colonias iban a ser transportados por ese tren. El Ferrocarril Central Argentino fue un símbolo del progreso y representó la esperanza de crecimiento para el país.
FUENTE: Recorte periodístico, diario Clarín, Buenos Aires, año 1997.
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