domingo, 4 de marzo de 2018

Los trenes de mi infancia (Poesía ferroviaria)

Publicamos el fragmento final -a modo de poesía- de un libro escrito, por el autor Juan Luis Gallardo. 

LOS TRENES DE MI INFANCIA
(Fragmento final)

Y había una maravilla colmando mi ansiedad
de chico deslumbrado que llega a la ciudad:

en su caja de vidrio, sobre cierta peana
se hallaba una estupenda locomotora enana.

En ella aparecían, copiados al dedillo
los menores detalles, tornillo por tornillo.

Y, suprema delicia, poniendo unas monedas,
sus luces se encendían y giraban sus ruedas.

También aquel prodigio se perdió en el misterio.
Tal vez se lo llevaran al breve cementerio

que alberga los juguetes que van a la basura
contiguo al de los trenes de más envergadura.

Es allí donde yacen los trencitos a cuerda
junto a viejos expresos que ya nadie recuerda.

Pero ahora que vuelven los trenes de mi infancia
consumiendo carbones de extinguida fragancia

pero ahora que llegan desde un vago suburbio
perdido en la distancia, difuminado y turbio,

regresará con ellos, flamante su pintura
y brillantes sus luces, el tren en miniatura.

Volverán todos juntos, la máquina pequeña
los trenes de juguete, los expresos a leña.

Y yo, mientras mi madre me tiene de la mano,
los estoy esperando, de nuevo, en Pirovano.
Juan Luís Gallardo

Juan Luis Gallardo escribió un libro, de versos espontáneos y sencillos, que son los más difíciles, en el que narró el maravilloso viaje de un niño en la década del ‘70 -el mismo poeta, claro está- desde una estación de la provincia de Buenos Aires -Pirovano- hasta la terminal de Constitución.

Entre las cosas que lo sorprenden en este enorme edificio, está la inconcebible locomotora en miniatura (enana, para él) que gira sus ruedas ante sus ojos absortos.

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