domingo, 22 de marzo de 2020
Balada para un viejo tren (Poesía ferroviaria)
domingo, 4 de marzo de 2018
Los trenes de mi infancia (Poesía ferroviaria)
domingo, 16 de octubre de 2016
Hasta el último tren (Letra de tango)
miércoles, 15 de enero de 2014
La Estación (Poesía ferroviaria)
No se borra en mi memoria
aquella estación de pueblo
paseo de enamorados
deambular de algunos perros.
Como un desfile de modas
por escenario el andén
mostraban su indumentaria
para otros y los del tren.
Parecía una redacción
de un diario sin terminar
y de cualquier novedad
allí se podía enterar.
El auxiliar bien atento
a su quehacer cotidiano
es la ayuda de memoria
le agrada ser consultado.
En el final del andén
los bultos en un montón
el peón espera paciente
trasladarlos al furgón.
Se oye el pitar, va arribando
el tren con varios vagones
y su silbato tan bello
alegra los corazones.
El bullicio incrementado
abrazos de los parientes
un pibe que se ha ofrecido
a llevarle los paquetes.
Se oye el toque de campana
indicando la salida
el silbato de la máquina
y el guarda le da partida.
Se aleja el tren y en silencio
queda envuelta la estación.
Mañana será otro día
a la hora de reunión.
jueves, 26 de julio de 2012
El reloj de la estación (Poesía ferroviaria)
EL RELOJ DE LA ESTACIÓN
en la lejana París
fue allá en la casa matríz
donde la forma te dieron
y en un barco te trajeron
a mi querido país.
en un seguro cajón
llegaste en un vagón
fue la vía tu camino
Navarro fue tu destino
y "la trocha" tu estación.
tu fama tocó la cima
la gente a verte se arrima
y no saben de que forma
das hora a la plataforma
y también a la oficina.
lunes, 8 de marzo de 2010
La Estación del Sur (Poesía ferroviaria)
La Estación del Sur
levemente parecía inglesa.
Maderas lustradas,
bancos alargados,
campana pendiente,
y una rueda de molino tiesa.
Contra mil raleados pinos,
con un pobre gemido,
la locomotora vieja.
Vetusto edificio,
de paredes rosas,
de andenes gastados,
y cuadrada losa.
¿Cuándo volverán
tus trenes,
para alegría de
la muchacha rosa...?
domingo, 13 de diciembre de 2009
Tren Carguero (Poesía Ferroviaria)
"TREN CARGUERO"
De tanto en tanto un carguero
p’amortiguar la nostalgia.
Es cierto, no hay pasajeros
ni señales ni campana
y el tren pasará de largo
con barreras levantadas.
De tanto en tanto un carguero,
¡no es lo que el pueblo esperaba!
Porque hubo tiempos mejores,
de partidas y llegadas,
que unos poblados andenes
sigilosos contemplaban.
De tanto en tanto un carguero
para encender esa llama,
de un pasado productivo
con población ocupada
y trenes surcando rieles
en los Andes y las Pampas.
De tanto en tanto un carguero,
es mejor algo que nada.
Convoy de treinta vagones
se perderá en la distancia,
volverá cuando Dios mande,
total... ya no hay cronogramas.
De tanto en tanto un carguero,
en verdad es casi nada.
Los desgastados durmientes
despiertan de siesta larga,
pero no hay telegrafistas,
catangos, jefes ni guardas.
De tanto en tanto un carguero
p’alimentar la esperanza,
del renacer ferroviario
y el despertar de
De pueblos que sobreviven
al olvido y a la infamia
y a reaccionarias teorías
del mercado y las finanzas.
De tanto en tanto un carguero,
¡no me quiten la esperanza!
¡Yo sé que el tren volverá!...
La ilusión la tengo intacta.
José Yapor
lunes, 9 de marzo de 2009
Pasa un tren de carga
PASA UN TREN DE CARGA
Un día y otro día
mi juventud se pasa.
Yo soy un niño triste
sentado a una ventana.
La calle polvorienta,
las barreras se bajan,
las gentes y los coches se detienen
Y pasa un tren de carga...
Un lento tren de carga
al resoplar cansado de la máquina,
los vagones son grises,
¡Un kilómetro de vagones grises que pasan!
Mi juventud es este
tren de carga que pasa.
Baldomero Fernández Moreno
lunes, 20 de octubre de 2008
Guardabarrera
GUARDABARRERA
Está firme día y noche
hombre del paso a nivel
sin barrera ni cartel
trabajando sin reproche
peatonal, camiones, coche
poniendo así su vaivén
siempre mirando el andén
muy alerta y no se pierde
con una bandera verde
espera el paso del tren.
Muchas veces, en la garita
suelo ponerme nervioso
del carguero perezoso
con cemento de Amalita
toma mate, torta frita
pero a dormir no me atrevo
mientras espero el relevo
tengo todo controlado
soy lo mismo que un soldado
de mi puesto, no me muevo.
La alarma puede fallar
me decía el ferroviario
de muy escaso salario
nadie lo puede dudar
mil vidas llegó a salvar
me contaba Don Herrera
santafesino, de Vera
orgulloso de su oficio
más allá del sacrificio
el mejor guardabarrera.
Me siento más argentino
por rendirle este homenaje
homenajeando al obraje
centinela del camino
trabajar es su destino
poniendo mucha atención
aprovechando la ocasión
con un canto fraternal
guardabarrera rural
te dejo mi corazón.
domingo, 7 de septiembre de 2008
Locomotora a vapor
El hombre siempre ha buscado
la forma de progresar,
y el confort para viajar
lo ha tenido obsesionado,
aunque lo hayamos logrado
en la era del motor,
cometemos un error
si olvidamos la epopeya,
la heroica historia de aquella
LOCOMOTORA A VAPOR.
Esa máquina llevaba
a través de la llanura
el progreso y la cultura
que el país necesitaba.
En sus calderas quemaba
petróleo, leña o carbón,
recorriendo la Nación
fuerte, veloz y confiable;
un ariete formidable
de la civilización.
La Garrat se distinguía
por su silueta alargada
¡Qué técnica de avanzada
que la Capriotti tenía!
¡La potencia de la Mikao!
Pilota de los mandados...
la Tipo 100, Tipo 1,
y la rápida 21
de los horarios clavados.
Vieja máquina que fuiste
pionera de mil hazañas.
desde el mar, de la montaña,
de sur a norte anduviste,
pero después que cumpliste
fielmente con la misión
desde la administración
decidieron jubilarte.
Pero además condenarte
a la desaparición.
Así, un día te llevaron
junto con otras hermanas,
que en tétricas caravanas
de todas partes llegaron,
donde antes te repararon,
quedó sellada tu suerte;
allí esperaste inerte
tu propia exterminación
en la triste procesión
de condenada a muerte.
Preciso y con poco ruido,
un soplete te dio muerte,
tal vez gozaría al verte
llorar metal derretido,
¡Qué dolor habrás sentido
cuando te estaban cortando!
y fueron amontonando
en una montaña humeante,
los restos de aquel gigante
que ya estaba agonizando.
Quien sabe qué calcularon
qué ganarían con eso...
y hasta invocando al progreso
los que así te condenaron.
Ni siquiera vacilaron
en tomar la decisión,
de convertirte en montón
de chatarra a breve plazo;
para arrojarte en pedazos
en alguna fundición.
¿Que pensará al recordar
aquel viejo maquinista?
Que junto con su foguista
tanto te hizo trabajar.
Tal vez llore al comprobar
que aquello se ha perdido,
que así te han agradecido
gobiernos y dirigentes,
que te enviaron finalmente
a la estación del olvido.
Me gustaría volver
a verla llegar un día,
desde alguna lejanía
trayendo otra vez un tren.
Correría hasta el andén
para mirarla pasar.
Volver a experimentar
ese hechizo incomparable,
como un recuerdo imborrable
que vuelve a resucitar.
Como en un sueño tal vez,
fantasía de mi mente
devuélveme fugazmente
aquella ingenua niñez,
quisiera oír otra vez
de su caldera el fragor,
quiero ver su esplendor
cruzando por la llanura,
la legendaria figura
de la LOCOMOTORA A VAPOR.