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domingo, 22 de marzo de 2020

Balada para un viejo tren (Poesía ferroviaria)

La poesía que publicamos en esta entrada fue escrita por el cantautor español José Luis Perales. 

BALADA PARA UN VIEJO TREN

Como un perro apaleado lucha por llegar
está pintado
negro de carbón y negro de desengaños
el viejo tren.

Mezcla de dolor y fuego ruge en la estación
con su silbato negro de carbón y negro de desengaños
el viejo tren.

Le veo pasar
los ojos de mil ventanas
y unas mejillas tempranas dejarán
en el cristal el aliento
jugando con el silencio
jugando con el lamento del tren
que ya llegó a la estación.

Le ven pasar
cargado de amaneceres
cargado de menesteres
que guardará en un vagón.

Ya llegó el último viaje para el viejo tren
y abandonado
duerme su vejez y llora sus desengaños
en un andén.

Le ven llorar
los ojos de mil ventanas
y unas mejillas tempranas dejarán
en el cristal el aliento
jugando con el silencio
jugando con el lamento del tren
que ya murió
en un andén.
José Luis Perales

domingo, 4 de marzo de 2018

Los trenes de mi infancia (Poesía ferroviaria)

Publicamos el fragmento final -a modo de poesía- de un libro escrito, por el autor Juan Luis Gallardo. 

LOS TRENES DE MI INFANCIA
(Fragmento final)

Y había una maravilla colmando mi ansiedad
de chico deslumbrado que llega a la ciudad:

en su caja de vidrio, sobre cierta peana
se hallaba una estupenda locomotora enana.

En ella aparecían, copiados al dedillo
los menores detalles, tornillo por tornillo.

Y, suprema delicia, poniendo unas monedas,
sus luces se encendían y giraban sus ruedas.

También aquel prodigio se perdió en el misterio.
Tal vez se lo llevaran al breve cementerio

que alberga los juguetes que van a la basura
contiguo al de los trenes de más envergadura.

Es allí donde yacen los trencitos a cuerda
junto a viejos expresos que ya nadie recuerda.

Pero ahora que vuelven los trenes de mi infancia
consumiendo carbones de extinguida fragancia

pero ahora que llegan desde un vago suburbio
perdido en la distancia, difuminado y turbio,

regresará con ellos, flamante su pintura
y brillantes sus luces, el tren en miniatura.

Volverán todos juntos, la máquina pequeña
los trenes de juguete, los expresos a leña.

Y yo, mientras mi madre me tiene de la mano,
los estoy esperando, de nuevo, en Pirovano.
Juan Luís Gallardo

Juan Luis Gallardo escribió un libro, de versos espontáneos y sencillos, que son los más difíciles, en el que narró el maravilloso viaje de un niño en la década del ‘70 -el mismo poeta, claro está- desde una estación de la provincia de Buenos Aires -Pirovano- hasta la terminal de Constitución.

Entre las cosas que lo sorprenden en este enorme edificio, está la inconcebible locomotora en miniatura (enana, para él) que gira sus ruedas ante sus ojos absortos.

domingo, 16 de octubre de 2016

Hasta el último tren (Letra de tango)

En esta entrada reproducimos la letra de un tango llamado "Hasta el último tren". La letra de tango fue escrita por el autor Julio Camilloni en el año 1969. 

HASTA EL ÚLTIMO TREN


Amo los andenes de la espera,
la poesía de los rieles
que la luna replatea...
Amo los andenes suburbanos
de estaciones patinadas
por el tiempo y los olvidos.

Amo la garita y las barreras,
amo el tren que se despide
y amo el tren en que tú llegas...
Y mi vida se ilumina,
volvedora golondrina,
cuando estás para llegar.

Tu amor de golondrina que llega así, en mi ocaso,
me hace querer las cosas que no supe querer.
Y quiero los lugares donde esperé tu paso
con una rosa blanca luciendo en cada sien.

Distintas emociones: llegada y despedida,
alargada mi sombra en desolado andén,
cuando agito mi mano después de tu partida
o cuando espero en vano hasta el último tren.

Amo los andenes de la espera,
las señales en la noche
y tus alas de viajera...
Celo cuando pienso que otro anhelo
te desvíe de mi rumbo
y te lleve hacia otro cielo.
Lloro de pensar que otro verano
un andén abandonado
me verá esperando en vano
y el dolor se hará presente
cuando inexorablemente
ya no tenga qué esperar.

El siguiente es el enlace al video del tango, cantado por Edmundo Rivero:
FUENTE: Sitio en Internet

(Agradecemos al Sr. Eduardo Pirone por hacernos llegar la información referida a la letra de tango).

miércoles, 15 de enero de 2014

La Estación (Poesía ferroviaria)


La poesía que trascribimos más abajo fue escrita por Norberto Román Cejas, ferroviario que se desempeñara en el Ferrocarril Domingo Faustino Sarmiento. Estos versos fueron dedicados a la estación de ferrocarril.

La Estación

No se borra en mi memoria
aquella estación de pueblo
paseo de enamorados
deambular de algunos perros.

Como un desfile de modas
por escenario el andén
mostraban su indumentaria
para otros y los del tren.

Parecía una redacción
de un diario sin terminar
y de cualquier novedad
allí se podía enterar.

El auxiliar bien atento
a su quehacer cotidiano
es la ayuda de memoria
le agrada ser consultado.

En el final del andén
los bultos en un montón
el peón espera paciente
trasladarlos al furgón.

Se oye el pitar, va arribando
el tren con varios vagones
y su silbato tan bello
alegra los corazones.

El bullicio incrementado
abrazos de los parientes
un pibe que se ha ofrecido
a llevarle los paquetes.

Se oye el toque de campana
indicando la salida
el silbato de la máquina
y el guarda le da partida.

Se aleja el tren y en silencio
queda envuelta la estación.
Mañana será otro día
a la hora de reunión.



Norberto Román Cejas


FUENTE: (Esta poesía fue publicada en "El Directivo Ferroviario", revista bimestral de la Asociación del Personal de Dirección de los Ferrocarriles Argentinos, año 17, número 77, Mayo-Junio 1987).

jueves, 26 de julio de 2012

El reloj de la estación (Poesía ferroviaria)


En esta entrada, publicamos una hermosa poesía que fue escrita por Carlos Alberto "Beto" Martino, ex ferroviario residente en Navarro, provincia de Buenos Aires, responsable del Museo Ferroviario de Navarro.
La poesía está dedicada al reloj de la Estación Navarro del Ferrocarril Compañía General de Ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires, luego Ferrocarril Belgrano.

EL RELOJ DE LA ESTACIÓN

Hace casi una centuria
en la lejana París
fue allá en la casa matríz
donde la forma te dieron
y en un barco te trajeron 
a mi querido país.

Con leyenda de "muy frágil"
en un seguro cajón
llegaste en un vagón
fue la vía tu camino
Navarro fue tu destino
y "la trocha" tu estación.

Una vez que te instalaron
tu fama tocó la cima
la gente a verte se arrima
y no saben de que forma
das hora a la plataforma
y también a la oficina.

De todos la admiración
así empezás a ganarte
hora exacta de tu parte
da confianza y precisión
y en esa hermosa estación
nadie pasó sin mirarte.

Fuiste el orgullo del jefe
que parado en el andén
supo mirarte muy bien
y de su exactitud se jacta
cuando dabas la hora exacta
para despachar el tren.

Te observa el guarda y coteja
con su reloj de bolsillo
y en aquel acto sencillo
te demostró su confianza
y de acuerdo a tu ordenanza
hizo sonar su silbido.

Resopló la vaporera
con poder extraordinario
encabezando el tren diario
que hizo progresar la zona
el maquinista se asoma
y al mirarte dice ¡a horario!.

El cambista te controla
porque el tiempo no le sobra
siente al ponerse la gorra
que de la playa es el dueño
y pone todo su empeño
en activar la maniobra.

Y el capataz de cuadrilla
con su mirada muy pronta
con el suyo la confronta
y la zorrita acelera
llegar a destino espera
sin que venga tren en contra.

Y así a tu dulce compás
con ese ritmo profundo
sin descansar ni un segundo
con trabajo y con amor
mi patria tuvo el honor
de ser granero del mundo.

Pero un día los cipayos
que no conocen decencia
con mezquinas apetencias
empezaron a destruirnos
y con engaños a hundirnos
en la fatal decadencia.

Comenzaron por cerrar
"ramales improductivos"
ferroviarios serían "chivos"
que expiarían sus codicias
y con brutal avaricia
armaron lo destructivo.

Revolotearon caranchos
sobre tu vieja estación
y viste con desazón
que robaban y destruían
y tu corazón herían 
sin ninguna compasión.

Así un día te paraste
y de injusticias ya harto
diciendo yo no comparto
lo que hacen estos malvados
y te quedaste parado 
a las cinco menos cuarto.

Pasó tal vez mucho tiempo
por tu justa rebeldía
pero observaste un día
con esperanza y asombro
a alguno que puso el hombro
porque arreglarte quería.

Desde puntos muy lejanos
turistas y visitantes
que mucho admiran el arte
vienen a ver el museo
y expresan con su deseo
funcionando contemplarte.

Y casi igual que a Pinocho
vino a salvarte el doctor
y poniendo lo mejor
artesanía y paciencia
pero además de su ciencia
sobre todo puso amor.

Pues todos querrán saber
como se llama ese hombre
pero que nadie se asombre
yo agradezco su gauchada
y sepan que no cobró nada
Eduardo Luque es su nombre.

¡Gracias Ingeniero!

lunes, 8 de marzo de 2010

La Estación del Sur (Poesía ferroviaria)


La poesía que trascribimos más abajo fue escrita por Orlando Guzmán. Sus versos fueron dedicados a Teresita Molina.

La Estación del Sur

La Estación del Sur
levemente parecía inglesa.

Maderas lustradas,
bancos alargados,
campana pendiente,
y una rueda de molino tiesa.

Contra mil raleados pinos,
con un pobre gemido,
la locomotora vieja.

Vetusto edificio,
de paredes rosas,
de andenes gastados,
y cuadrada losa.

¿Cuándo volverán
tus trenes,
para alegría de
la muchacha rosa...?

domingo, 13 de diciembre de 2009

Tren Carguero (Poesía Ferroviaria)


"TREN CARGUERO"


De tanto en tanto un carguero

p’amortiguar la nostalgia.

Es cierto, no hay pasajeros

ni señales ni campana

y el tren pasará de largo

con barreras levantadas.


De tanto en tanto un carguero,

¡no es lo que el pueblo esperaba!

Porque hubo tiempos mejores,

de partidas y llegadas,

que unos poblados andenes

sigilosos contemplaban.


De tanto en tanto un carguero

para encender esa llama,

de un pasado productivo

con población ocupada

y trenes surcando rieles

en los Andes y las Pampas.


De tanto en tanto un carguero,

es mejor algo que nada.

Convoy de treinta vagones

se perderá en la distancia,

volverá cuando Dios mande,

total... ya no hay cronogramas.


De tanto en tanto un carguero,

en verdad es casi nada.

Los desgastados durmientes

despiertan de siesta larga,

pero no hay telegrafistas,

catangos, jefes ni guardas.


De tanto en tanto un carguero

p’alimentar la esperanza,

del renacer ferroviario

y el despertar de la Patria.

De pueblos que sobreviven

al olvido y a la infamia

y a reaccionarias teorías

del mercado y las finanzas.


De tanto en tanto un carguero,

¡no me quiten la esperanza!

¡Yo sé que el tren volverá!...

La ilusión la tengo intacta.


José Yapor

lunes, 9 de marzo de 2009

Pasa un tren de carga


La poesía que reproducimos en esta entrada, fue escrita por el poeta argentino Baldomero Fernández Moreno en el año 1917.


PASA UN TREN DE CARGA


Un día y otro día

mi juventud se pasa.

Yo soy un niño triste

sentado a una ventana.


La calle polvorienta,

las barreras se bajan,

las gentes y los coches se detienen

Y pasa un tren de carga...


Un lento tren de carga

al resoplar cansado de la máquina,

los vagones son grises,

¡Un kilómetro de vagones grises que pasan!


Mi juventud es este

tren de carga que pasa.


Baldomero Fernández Moreno

lunes, 20 de octubre de 2008

Guardabarrera


La poesía que reproducimos en esta entrada, fue escrita por nuestro amigo Juan Carlos Vera, ferroviario, (más precisamente guardabarrera), oriundo de la ciudad de Navarro.


GUARDABARRERA


Está firme día y noche

hombre del paso a nivel

sin barrera ni cartel

trabajando sin reproche

peatonal, camiones, coche

poniendo así su vaivén

siempre mirando el andén

muy alerta y no se pierde

con una bandera verde

espera el paso del tren.


Muchas veces, en la garita

suelo ponerme nervioso

del carguero perezoso

con cemento de Amalita

toma mate, torta frita

pero a dormir no me atrevo

mientras espero el relevo

tengo todo controlado

soy lo mismo que un soldado

de mi puesto, no me muevo.


La alarma puede fallar

me decía el ferroviario

de muy escaso salario

nadie lo puede dudar

mil vidas llegó a salvar

me contaba Don Herrera

santafesino, de Vera

orgulloso de su oficio

más allá del sacrificio

el mejor guardabarrera.


Me siento más argentino

por rendirle este homenaje

homenajeando al obraje

centinela del camino

trabajar es su destino

poniendo mucha atención

aprovechando la ocasión

con un canto fraternal

guardabarrera rural

te dejo mi corazón.



domingo, 7 de septiembre de 2008

Locomotora a vapor


La poesía que trascribimos más abajo fue escrita por Roberto Maño, músico y poeta residente en Justo Daract, provincia de San Luis. Estos versos fueron dedicados a la locomotora a vapor.

Locomotora a vapor


El hombre siempre ha buscado

la forma de progresar,

y el confort para viajar

lo ha tenido obsesionado,

aunque lo hayamos logrado

en la era del motor,

cometemos un error

si olvidamos la epopeya,

la heroica historia de aquella

LOCOMOTORA A VAPOR.


Esa máquina llevaba

a través de la llanura

el progreso y la cultura

que el país necesitaba.

En sus calderas quemaba

petróleo, leña o carbón,

recorriendo la Nación

fuerte, veloz y confiable;

un ariete formidable

de la civilización.


La Garrat se distinguía

por su silueta alargada

¡Qué técnica de avanzada

que la Capriotti tenía!

¡La potencia de la Mikao!

Pilota de los mandados...

la Tipo 100, Tipo 1,

y la rápida 21

de los horarios clavados.


Vieja máquina que fuiste

pionera de mil hazañas.

desde el mar, de la montaña,

de sur a norte anduviste,

pero después que cumpliste

fielmente con la misión

desde la administración

decidieron jubilarte.

Pero además condenarte

a la desaparición.


Así, un día te llevaron

junto con otras hermanas,

que en tétricas caravanas

de todas partes llegaron,

donde antes te repararon,

quedó sellada tu suerte;

allí esperaste inerte

tu propia exterminación

en la triste procesión

de condenada a muerte.


Preciso y con poco ruido,

un soplete te dio muerte,

tal vez gozaría al verte

llorar metal derretido,

¡Qué dolor habrás sentido

cuando te estaban cortando!

y fueron amontonando

en una montaña humeante,

los restos de aquel gigante

que ya estaba agonizando.


Quien sabe qué calcularon

qué ganarían con eso...

y hasta invocando al progreso

los que así te condenaron.

Ni siquiera vacilaron

en tomar la decisión,

de convertirte en montón

de chatarra a breve plazo;

para arrojarte en pedazos

en alguna fundición.


¿Que pensará al recordar

aquel viejo maquinista?

Que junto con su foguista

tanto te hizo trabajar.

Tal vez llore al comprobar

que aquello se ha perdido,

que así te han agradecido

gobiernos y dirigentes,

que te enviaron finalmente

a la estación del olvido.


Me gustaría volver

a verla llegar un día,

desde alguna lejanía

trayendo otra vez un tren.

Correría hasta el andén

para mirarla pasar.

Volver a experimentar

ese hechizo incomparable,

como un recuerdo imborrable

que vuelve a resucitar.


Como en un sueño tal vez,

fantasía de mi mente

devuélveme fugazmente

aquella ingenua niñez,

quisiera oír otra vez

de su caldera el fragor,

quiero ver su esplendor

cruzando por la llanura,

la legendaria figura

de la LOCOMOTORA A VAPOR.

FUENTE: Revista La Fraternidad, Buenos Aires, Año LXXXVIII, Nº 1305, Ago. - Dic. 2001. Disponible en: http://www.lafraternidad.org/1305.pdf [consulta: 7-9-2008]